sábado, 16 de junio de 2007

Ginóbili y Oberto.dos expertos en triunfar y mantener el prefil bajo

Tiempo Argentino/Zetavisión/Z Inter Press
Los argentinos,decisivos en el éxito que les dio el anillo,se mantuvieron al margen de las premiaciones,acostumbrados a jugar y ganar.

CLEVELAND.- A un costado, apartado del centro del escenario, los micrófonos, el trofeo y el haz de luz principal, Manu Ginóbili, con su infaltable y cabalística bandera celeste y blanca atada en la cintura, escuchó a cada uno de los "héroes" que, emocionados, hablaron al mundo sobre el nuevo título de San Antonio, el cuarto en nueve años, conquistado anteanoche en esta ciudad. Así pasaron Peter Holt, presidente de la franquicia; Gregg Popovich, técnico; Tony Parker, elegido el MVP de la final; Michael Finley, por haber conseguido su primer título a los 34 años, y finalmente Robert Horry, debido a su ingreso en la selecta lista de los que conquistaron 7 anillos, justo uno más que Michael Jordan.

El bahiense, como si fuese un actor de reparto, distante de los agasajados, saludó a algunos amigos que le gritaban desde la tribuna, felicitó a Parker, escuchó unas palabras que Popovich le dijo al oído ( "I love you I love you" ) y chocó bien arriba su puño con el de Fabricio Oberto, que andaba también por detrás de todos, loco de alegría.

A Manu no le importó que otros se robaran el centro de la escena después del difícil triunfo ante Cleveland, por 83 a 82, que cerró la serie final con una barrida de 4 a 0. Su elevada exposición mediática, su perfil más alto y su notoriedad acababa de mostrarlas en tonos fosforescentes dentro de la cancha. Y ocurrió en el momento más caliente, cuando hacía falta, justo cuando Tim Duncan falló varios tiros y el Tony francés no anotó ni un solo tanto en el cuarto. Como casi siempre, y como a él le gusta, frotó la lámpara en el instante sublime, culminante, crucial. Con 13 de sus 27 tantos en esos momentos decisivos, más asistencias, robos y rebotes, bajó el telón de otra gran obra de los Spurs. Un triunfo memorable, que terminó con un enorme moño celeste y blanco.

El otro argentino, el cordobés, fue el mejor colaborador del bahiense. Como si el Quicken Loans Arenas fuese el Consejo Fieldhouse de Indianápolis o el Indoor Stadium de Atenas, ambos se confabularon para ponerle candado a la puerta que los demás no podían cerrar. Oberto hizo 5 tantos valiosísimos en el momento en que Cleveland había decidido cotizar alta su derrota (era hora). De los 23 tantos de los Spurs en el último cuarto, 18 fueron convertidos por los argentinos (parece un cuento de hadas), protagonistas de un hecho histórico para nuestro deporte y para la NBA. Nunca una pareja de jugadores no nacidos en Estados Unidos fue tan preponderante en la conquista de un título.

Pero ellos, ese Manu y este Fabricio parecen andar por la vida disfrutando de lo que mejor saben hacer, jugar, ganar y ser campeones. Después vuelven a su capullo de humildad y perfil bajo, a ese target de buenos muchachos de barrio y sencillos. Por eso no les importó que otros ocuparan el centro de la escena y los festejos; ellos ya habían puesto la cara dentro de la cancha, con la pelota y el aro. La gente lo sabe: por eso también son ídolos acá y la franquicia los ama.
Tiempo On Line/La Nación por Miguel Romano Enviado Especial tiempoargentino@gmail.com

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